contexto. En el capítulo 4 encontramos el triste desenlace de la
vida de Caín y la descendencia que dejó. Gn.4: 16 "Salió, pues,
Caín de delante de Jehová". Luego prosigue el resto del capítulo
nombrando a su descendencia, que es la de los hijos de los
hombres que se alejaron de la presencia del Señor.
Luego, en el capítulo 5 encontramos la descendencia de Adán por
la línea de Set, que vino a reemplazar Abel. A ésta descendencia
el Señor la denomina "los hijos de Dios". Esto lo leemos
textualmente cuando describe la descendencia de los padres
terrenales del Señor, hasta llegar a Adán. Dice en Lc.3: 38 "hijo de
Enos, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios".
A través de todas las Sagradas Escrituras encontramos que Dios
establece esta diferencia entre los hijos de Dios, a quienes
también llama: "hijos de la luz", y los hijos de este mundo o de las
tinieblas, como los define en varios pasajes, por ejemplo, Lc.16: 8
"los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus
semejantes, que los hijos de luz".
Y dentro de éste contexto dice en Gn.6: 2 "que viendo los hijos de
Dios (los descendientes de Set) que las hijas de los hombres (las
descendientes de Caín) eran hermosas, tomaron para sí mujeres,
escogiendo entre todas".
Se aprecia claramente que Dios ya les había prohibido esa unión
entre creyentes e inconversos. Ellos no podían escoger entre
todas, debían hacerlo únicamente entre los que eran hijos de Dios.
Más adelante, cuando las ordenanzas divinas dejaron de ser
transmitidas oralmente de familia en familia, para ser registradas
en forma escrita, encontramos esta prohibición en Ex.34: 15-16 y
posteriormente en el Nuevo Testamento vuelve a reiterarlo para
los cristianos, 2Cor. 6: 14 "No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos".
Por lo tanto, esas fantasías bizarras, donde creen ver uniones
ilícitas entre ángeles con mujeres, son únicamente producto de
una imaginación fértil y de una lectura muy superficial de la Biblia.
Los ángeles no tienen la capacidad de reproducción, porque ellos
no fueron creados para reproducirse, sino que fueron llamados a
su existencia en el mismo número completo que la soberanía de
Dios les asignó desde el primer día y para toda la eternidad.
El mismo Señor Jesucristo le corrige a los fariseos, que errando
por desconocer las escrituras, le preguntaron si en el cielo una
mujer que había enviudado y casado con su cuñado ¿de cual de
ellos iba a continuar siendo mujer? La respuesta del Señor fue
(Mt.22: 29-30) "Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.
Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en
casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo"
